Ficha en FILMAFFINITY
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Y llegó el tiempo del romance: Iván me dice que dejemos tanta guerra... ... y entonces va esta.
La película parece una novela de esas de Mujeres Lánguidas que se deshacen en suspiros por los amores que no podrán tener. Es 1945, y lo mismo que Iván, no quieren hablar más de guerra y hacen esta película que es una muestra de la herencia de la esplendorosa Era Victoriana, donde la cortesía y el refinamiento en los modales se vuelve lo más importante, toda la convención social de la alcurnia y dignidad, de esa época muy puritana en la moral, pero no un puritanismo tosco, sino uno muy refinado con fuertes restricciones de las costumbres, con unas condiciones sociales terriblemente rígidas y formales, una moral muy estricta que se vuelve la doble moral, perseguidora de la expresión de los sentimientos y de las pasiones humanas…La idea de la educación consiste en no expresar los sentimientos porque es de mal gusto, mal visto y maleducado…es el mundo de las apariencias para mantener la compostura.
Fenaquistiscopio (del griego ‘espectador ilusorio’) Juguete que al mirar por una rejilla un disco que giraba lograba la ilusión del movimiento, inventado por Joseph Plateau; descubrió que para obtener un mvto óptimo eran necesarios 16 imagenes por segundo, hoy en día se utilizan 24. Así demostró su teoría de la persistencia retiniana en 1829. Antecesor del cinematógrafo.
Es curioso ver una película de tantos años, supuestamente banal pero a la vez que toca algunos temas "secundarios" (con respecto al tema central del amorío entre los protagonistas) de terrible actualidad. Porque no tendremos ese puritanismo, quizás hasta hayamos caído en el fatal extremo de la vulgaridad y la falta total de intimidad, pero aún estamos muy lejos de comunicarnos adecuadamente en cuanto a lo emocional, al punto que cada vez más personas se aferran a las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (NTICs) aumentando su dependencia tecnológica. O sea, en una suerte de cínico destino gatopardista, el mundo a cambiado todo para que nada cambie. Es así que los conflictos emocionales expresados tan brillantemente en la película a través de diálogos muy logrados por lo cotidianos (justamente hay que saber ubicarse en la época para tomar noción de la dimensión que esto alcanza) trascienden todas las épocas (al punto que acabo de ver otro ejemplo de esto último en Nubes Pasajeras, esta vez una muy buena película finlandesa) para ubicarse a estas alturas como un tema universal que nunca pasará de moda. La recreación de una época para nosotros tiene un sabor extra muy especial, pues la mayoría no la hemos vivido y nos arroja una luz para tratar de comprenderla y de esa manera, comprender a los mayores que la vivieron y aún están presentes. Sobrados motivos para recomendar esta clase de películas.
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